Día del orgullo gay, ¿por qué es importante ser inclusivos/as?

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Por estos días, gran parte del mundo está celebrando el “Pride”, la fiesta internacional más importante para las personas LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans e íntersex). Es un momento precioso, especialmente en Estados Unidos y Europa: muchas ciudades se visten de los colores del arcoiris y por su calles se repiten grandes desfiles para conmemorar la lucha por los derechos de la diversidad sexual.

Se vive mucha alegría, mucho respeto por la diferencia. ¡Es como un carnaval! Por eso, muy pocos/as saben cuál es el origen de esta celebración, la que tiene unas profundas raíces civiles. Todo partió en el verano de 1969 en el Greenwich Village, un barrio muy emblemático de Nueva York.

En ese barrio, vivían y se reunían personas gay, haciendo comunidad en diferentes bares. En ese tiempo, Nueva York no era la ciudad liberal e inclusiva que es hoy; al contrario, la policía perseguía mucho a los homosexuales, limitan enormemente sus derechos. La noche del 28 de junio de ese año, un grupo se reunía en el bar Stonewall Inn, cuando sucedió una clásica redada policial para arrestar a quienes consideraban “ofensores sexuales”.

En vez de rendirse como en otras ocasiones, esa noche ocurrió algo diferente. Los asistentes al bar, que estaban disfrutando y bailando como cualquier otra persona, decidieron hacer frente a la violencia y subir la voz. Para eso, se parapetaron en el bar y resistieron la presión de la policía, exigiendo por primera vez la garantía de sus derechos y el ideal del amor libre.

Esos hechos, conocidos como los Disturbios de Stonewall, son señalados como los que permitieron el nacimiento del movimiento de la diversidad sexual, que se extendió rápidamente por todo el mundo y que se mantiene hasta hoy. El barrio que alguna vez era una especie de gueto en Nueva York es actualmente un museo abierto sobre la causa homosexual y Stonewall es un hito urbano de la ciudad.

Este origen tan relevante nos permite darnos cuenta de la importancia del Día Internacional del Orgullo LGBT, celebrado precisamente cada 28 de junio. Nos recuerda, año a año, que las personas no podemos discriminar ni ser discriminadas por quiénes amamos y quiénes nos aman, que debemos luchar por defender ese amor y por el derecho de construir una familia, sin importar la orientación sexual de sus miembros.

Es también un tiempo para acercarnos más a nuestros amigos y amigas gays y lesbianas. Para decirles que estamos con ellos/as y que queremos que el mundo cambie y sea más amable y pacífico. Que queremos construir un mundo donde puedan vivir libremente y sin miedo, porque todavía existen los riesgos de la homofobia.

Qué lindo sería convivir como iguales desde nuestras diferencias, ¿no les parece? Valorarnos e incluirnos, sin prejuicios ni etiquetas, debería ser un objetivo esencial de nuestra sociedad. Y cada 28 de junio, debemos renovar esas intenciones.

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