Hoy empieza una de las gestas de solidaridad más bonitas de Chile. Es increíble cómo todo un país se reúne y, por 27 horas, se organiza para llegar a una meta que está llena de amor, oportunidades, inclusión y superación.
La Teletón siempre me emociona. Y no solo por las historias de las familias y de los niños, por la entrega voluntariosa de artistas y rostros o los esfuerzos de distintos sectores para donar, sino también por lo que produce entre los chilenos. Siempre escucho decir que somos una sociedad egoísta, impersonal e individualista, pero ¿qué mejor manera de demostrar lo contrario que todo lo que se hace por estos niños y niñas?
Y eso porque la Teletón no solamente se trata de más de un día ininterrumpido de tele. Es una preparación de meses a diferentes escalas: desde los esfuerzos de las empresas por entregar un aporte sustancial al financiamiento de los centros de rehabilitación, hasta el aún más inmenso trabajo coordinado de trabajadores, estudiantes y comunidades que, peso a peso, se ocupan de reunir el dinero que tanto cuesta conseguir diariamente, precisamente para donarlo a una causa más grande.
Eso es inspirador ¡un modelo a seguir! Porque los niños de la Teletón nos necesitan todos los años y, como país, debemos responderles. Porque son parte sustancial del futuro de nuestro Chile y debemos darles todas las manos posibles para que sean parte de su construcción.
Por eso, los/as invito a ponerse con la Teletón 2017. Y que, juntos, nos demos el abrazo de Chile 🙂
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